Alejandro Romero
Es un hecho, la economía de Estados Unidos está en desaceleración y debemos estar alerta ante los efectos que esto podría tener para la economía mexicana.
¿Cómo llegamos a esta conclusión? Muy fácil, en mayo prácticamente se paralizó la generación de empleos en Estados Unidos. Sólo se crearon 54 mil nuevos empleos, contra los 232 mil generados en abril.
Además, esta generación de empleos fue la más baja para ese país desde septiembre del 2010.
Esta reducción en el ritmo de creación de empleos de la economía americana, rompió la tendencia a la baja que traía el desempleo en ese país.
Durante mayo la tasa de desocupación estadounidense se ubicó en 9.1%, contra el 8.8% que llegó a tener en marzo.
Por si fuera poco, se espera que la desaceleración se acentúe aún más en los próximos meses, ya que la actividad económica del sector manufacturero norteamericano disminuyó en mayo a su nivel más bajo en los últimos 12 meses.
Este último dato es especialmente importante para la economía mexicana, ya que un 80% de nuestras exportaciones van dirigidas a Estados Unidos, y de ellas gran parte son productos manufacturados, ligados estrechamente a la industria estadounidense.
Por eso, es previsible que esto afecte a la industria mexicana casi de forma inmediata.
Pero ¿a qué se debe esta desaceleración? ¿Cuánto podrían durar sus efectos? ¿Qué tan peligrosa es para nosotros? Vamos por partes.
Las causas de la desaceleración son varias: Primero, los altos precios del petróleo a causa de las tensiones políticas en Medio Oriente; segundo, los efectos económicos del tsunami y la crisis nuclear en Japón, problemas que afectaron el suministro de componentes y materiales para la industria mundial, no sólo de Estados Unidos.
Por último, también se habla que esto es producto de un ajuste temporal en la producción del sector, que desde 2010 acumuló un agresivo crecimiento, lo que pudo haber causado problemas de sobreproducción que es necesario corregir.
¿Qué cuánto podría durar? Eso nadie lo sabe con certeza.
Por lo pronto el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, y el presidente estadounidense, Barack Obama, aseguran que la baja en el crecimiento es temporal y a partir de julio las cosas volverán a la normalidad en ese país, por lo que descartan la posibilidad de una nueva recesión.
Por nuestro bien, esperemos que su pronóstico sea el correcto y pronto podamos hablar del retorno del crecimiento en esa economía, no obstante, habrá que estar muy pendientes al respecto.
¿Cómo afectará esto a la economía mexicana?
Sin duda habrá efectos nocivos para la economía nacional, eso júrelo.
¿Qué tan graves serán? Eso habrá que verlo, y sobre todo dependerá de lo larga y profunda que llegue a ser la desaceleración en Estados Unidos, que es donde más ligada se encuentra la suerte de nuestra economía.
Por lo pronto y para abrir boca, este lunes el Inegi dio a conocer el resultado de la actividad industrial en México al mes de abril y los resultados no fueron nada alentadores.
En abril pasado, la actividad industrial en el país creció sólo un 1.4%, su nivel de expansión más bajo desde diciembre del 2009.
En particular la actividad del sector manufacturero creció sólo un 2.1%.
Recuerde que estos datos son apenas al mes de abril, y lo peor de la desaceleración que le acabo de platicar líneas más arriba se registró en Estados Unidos durante mayo.
Esto hace pensar que aunque en México ya se está sintiendo desde hace tiempo la desaceleración, sus efectos más nocivos podrían estar apenas por venir en los próximos meses.
Así que es hora de ajustarse el cinturón, porque se avecinan turbulencias. Esperemos que sean sólo por corto tiempo.
Alejandro Romero.
Economista y analista financiero con más de 13 años de experiencia en el periodismo económico y de negocios.
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