Alejandro Romero
La década del 2000 que prometía el fin de las crisis y que auguraba un futuro próspero, democrático y estable para México y Sonora, al fin de cuentas terminó por convertirse en una nueva década perdida, y por desgracia nuestro Estado no escapó del todo de esta realidad.
En el 2000 finalizaba la “dictadura perfecta”, el PRI era sacado a patadas de Los Pinos, la economía mexicana crecía a una tasa del 6%, la inflación después de años volvía a ser de un sólo dígito y el desempleo estaba en su nivel más bajo desde que se tenían registros.
El Tratado de Libre Comercio (TLC) hasta ese momento, con todo y sus “prietitos en el arroz”, se presumía como un gran éxito, ya que había impulsado a niveles históricos la Inversión Extranjera Directa y las Exportaciones del País.
Parecía que las cosas no podían ser mejores para el País, pero en el camino algo salió mal y el sueño de prosperidad se convirtió en una “pesadilla” de estancamiento, crisis y pésimos resultados.
Con el fin de 2009, termina la década, y para nuestra desgracia los malos resultados son más que evidentes.
Del 2000 al 2009, la economía mexicana experimentó un crecimiento promedio anual de sólo un 1.6%, exactamente el mismo que se obtuvo durante los turbulentos años 80’s, una década caracterizada por el estancamiento y la inestabilidad.
Con este crecimiento, la economía del País sólo logró expandirse al mismo ritmo que la población, por lo que el ingreso per cápita real por habitante de este 2009 es exactamente el mismo con el que empezamos la década, mientras que países como China, la India o Brasil, lo aumentaron notablemente, llegando incluso a doblarlo en sólo diez años.
Además, el desempleo abierto en México, pasó de una tasa de 2.6% en el año 2000 a un histórico 5.7% en 2009, un nivel histórico sólo visto en la crisis de 1995.
En el caso de Sonora las cosas no fueron mejores. Mientras en la década de los 90’s el Estado alcanzó un crecimiento promedio anual del 4.2%, durante la década del 2000 la expansión promedio fue de sólo 2.5% al año.
Es decir, sólo estuvimos un puntito arriba del pobre promedio nacional y del crecimiento de la población en la entidad.
Y demos gracias a que Ford eligió Sonora para fabricar el Fusión, o de lo contrario quizás habríamos tenido iguales o peores números que a nivel nacional.
Además el desempleo también se disparó en este cierre de década a niveles históricos, nunca antes vistos en el Estado.
En el 2000 el desempleo era del 3.1% y en 2007, gracias al impulso generado por el proyecto Ford, se redujo hasta un 2.6%, pero en este 2009 la desocupación ya promedia una tasa del 6%, el doble de la que teníamos al iniciar la década.
Cierto, todos estos números son principalmente producto de la crisis del 2009 en Estados Unidos, pero aún sin ésta, habríamos obtenido resultados muy mediocres y hay que ser honestos, éstos números también son producto de la ineficacia de nuestro Gobierno para enfrentar la recesión y de la falta de reformas reales para elevar la competitividad del País y estimular la llegada de inversiones.
A nivel País todos coinciden, el Fondo Monetario Internacional, los premios Nobel de Economía y la Cepal: México manejó mal la crisis, no creó los estímulos fiscales y de gasto suficientes para amortiguar la caída y lo peor, para el 2010, sin que la recuperación sea sólida aún, se nos ocurrió elevar los impuestos.
Terminamos la década y la violencia y delincuencia crecen, al menos en la percepción de inversionistas y ciudadanos, seguimos con energéticos caros y con un sistema fiscal complicado, injusto, recaudador y desalentador de la inversión.
Seguimos con monopolios estatales o privados fuertes como Telmex, CFE o Pemex, que imponen sus precios y condiciones en sectores claves para nuestra economía. No avanzamos gran cosa en promover la competencia y la apertura económica y de inversión que requiere el País.
A nivel Estado, pasamos discutiendo toda la década cuál era la solución definitiva al problema de abasto de agua para Hermosillo, y aún seguimos en esa discusión: La desaladora o el Novillo. Lo que se haga tardará años en concretarse y mientras, los tandeos minarán nuestra capacidad para atraer inversiones en 2010.
También a nivel estatal, vemos las críticas al Gobierno federal por el mal manejo de la crisis, vemos que vienen más impuestos y por lo tanto la recuperación podría peligrar, pero aún así en Sonora el próximo año invertiremos un 30% menos en obras de infraestructura, de acuerdo al presupuesto estatal aprobado.
Después de estas reflexiones, a mi en lo personal no me queda duda, el 2000 fue una década perdida, no hicimos lo que teníamos que hacer, no atendimos los temas cruciales y éstas son las obvias consecuencias.
Si seguimos por el mismo camino y la economía estadounidense no se recupera vigorosamente, de hecho podríamos estar el camino de otra década perdida, y los niveles de pobreza y desempleo que hoy nos asustan, podrían ser mucho peores en los años por venir.
Pobres expectativas
Lo malo es que todo indica que la nueva década la iniciaremos con el pie izquierdo.
Aunque se vislumbra una raquítica recuperación económica de 3.2% de acuerdo con grupos financieros privados, ésta es irrisoria frente al desplome de 7.1% que experimentamos en 2009.
Y aún habría que ver si este 3.2% de crecimiento en 2010 es factible, ya que a mi gusto los nuevos y mayores impuestos del próximo año, así como un entorno internacional poco favorable, podrían terminar por hacer que nuestra economía creciera mucho menos, quizás sólo un 2.5% en el mejor de los casos.
Así, México recuperaría sus niveles de producción, ingreso y empleo anteriores a la crisis, hasta el 2011 o 2012.
Además será un año muy difícil para el ciudadano común, ya que habrá que pagar más impuestos, la inflación repuntará de 4 a casi u 5% y el desempleo continuará subiendo a niveles históricos, de acuerdo a las expectativas de grupos financieros privados.
Por lo tanto no queda duda de que independientemente de la poca recuperación que tendremos a nivel macro, en lo micro continuarán las dificultades y en los hogares será necesario apretarse más el cinturón y sobre todo cuidar la fuente de trabajo, porque el empleo seguirá escaseando.
Lo positivo, desde mi punto de vista, es que la gente está más consciente de la gravedad de la crisis y se encuentra más preparada para enfrentar la turbulencia que se avecina en sus finanzas el próximo año.
Pero sin duda, aún así será un año donde nuevamente en Sonora y a nivel nacional crecerá la pobreza y los problemas sociales que de ella emanan.
Lo único que nos podría salvar es una recuperación sorpresiva de la economía estadounidense se, o que sorpresivamente una luz celestial “ilumine” a nuestros políticos y los haga ver los errores que han cometido, para que enderecen el camino. Por desgracia, cualquiera de las dos cosas se antojan difíciles, así que prepárese para la adversidad.
Feliz 2010
No quiero terminar esta columna sin agradecer a mis selectos y contados lectores por todo su apoyo a lo largo del 2009.
La década del 2000 que prometía el fin de las crisis y que auguraba un futuro próspero, democrático y estable para México y Sonora, al fin de cuentas terminó por convertirse en una nueva década perdida, y por desgracia nuestro Estado no escapó del todo de esta realidad.
En el 2000 finalizaba la “dictadura perfecta”, el PRI era sacado a patadas de Los Pinos, la economía mexicana crecía a una tasa del 6%, la inflación después de años volvía a ser de un sólo dígito y el desempleo estaba en su nivel más bajo desde que se tenían registros.
El Tratado de Libre Comercio (TLC) hasta ese momento, con todo y sus “prietitos en el arroz”, se presumía como un gran éxito, ya que había impulsado a niveles históricos la Inversión Extranjera Directa y las Exportaciones del País.
Parecía que las cosas no podían ser mejores para el País, pero en el camino algo salió mal y el sueño de prosperidad se convirtió en una “pesadilla” de estancamiento, crisis y pésimos resultados.
Con el fin de 2009, termina la década, y para nuestra desgracia los malos resultados son más que evidentes.
Del 2000 al 2009, la economía mexicana experimentó un crecimiento promedio anual de sólo un 1.6%, exactamente el mismo que se obtuvo durante los turbulentos años 80’s, una década caracterizada por el estancamiento y la inestabilidad.
Con este crecimiento, la economía del País sólo logró expandirse al mismo ritmo que la población, por lo que el ingreso per cápita real por habitante de este 2009 es exactamente el mismo con el que empezamos la década, mientras que países como China, la India o Brasil, lo aumentaron notablemente, llegando incluso a doblarlo en sólo diez años.
Además, el desempleo abierto en México, pasó de una tasa de 2.6% en el año 2000 a un histórico 5.7% en 2009, un nivel histórico sólo visto en la crisis de 1995.
En el caso de Sonora las cosas no fueron mejores. Mientras en la década de los 90’s el Estado alcanzó un crecimiento promedio anual del 4.2%, durante la década del 2000 la expansión promedio fue de sólo 2.5% al año.
Es decir, sólo estuvimos un puntito arriba del pobre promedio nacional y del crecimiento de la población en la entidad.
Y demos gracias a que Ford eligió Sonora para fabricar el Fusión, o de lo contrario quizás habríamos tenido iguales o peores números que a nivel nacional.
Además el desempleo también se disparó en este cierre de década a niveles históricos, nunca antes vistos en el Estado.
En el 2000 el desempleo era del 3.1% y en 2007, gracias al impulso generado por el proyecto Ford, se redujo hasta un 2.6%, pero en este 2009 la desocupación ya promedia una tasa del 6%, el doble de la que teníamos al iniciar la década.
Cierto, todos estos números son principalmente producto de la crisis del 2009 en Estados Unidos, pero aún sin ésta, habríamos obtenido resultados muy mediocres y hay que ser honestos, éstos números también son producto de la ineficacia de nuestro Gobierno para enfrentar la recesión y de la falta de reformas reales para elevar la competitividad del País y estimular la llegada de inversiones.
A nivel País todos coinciden, el Fondo Monetario Internacional, los premios Nobel de Economía y la Cepal: México manejó mal la crisis, no creó los estímulos fiscales y de gasto suficientes para amortiguar la caída y lo peor, para el 2010, sin que la recuperación sea sólida aún, se nos ocurrió elevar los impuestos.
Terminamos la década y la violencia y delincuencia crecen, al menos en la percepción de inversionistas y ciudadanos, seguimos con energéticos caros y con un sistema fiscal complicado, injusto, recaudador y desalentador de la inversión.
Seguimos con monopolios estatales o privados fuertes como Telmex, CFE o Pemex, que imponen sus precios y condiciones en sectores claves para nuestra economía. No avanzamos gran cosa en promover la competencia y la apertura económica y de inversión que requiere el País.
A nivel Estado, pasamos discutiendo toda la década cuál era la solución definitiva al problema de abasto de agua para Hermosillo, y aún seguimos en esa discusión: La desaladora o el Novillo. Lo que se haga tardará años en concretarse y mientras, los tandeos minarán nuestra capacidad para atraer inversiones en 2010.
También a nivel estatal, vemos las críticas al Gobierno federal por el mal manejo de la crisis, vemos que vienen más impuestos y por lo tanto la recuperación podría peligrar, pero aún así en Sonora el próximo año invertiremos un 30% menos en obras de infraestructura, de acuerdo al presupuesto estatal aprobado.
Después de estas reflexiones, a mi en lo personal no me queda duda, el 2000 fue una década perdida, no hicimos lo que teníamos que hacer, no atendimos los temas cruciales y éstas son las obvias consecuencias.
Si seguimos por el mismo camino y la economía estadounidense no se recupera vigorosamente, de hecho podríamos estar el camino de otra década perdida, y los niveles de pobreza y desempleo que hoy nos asustan, podrían ser mucho peores en los años por venir.
Pobres expectativas
Lo malo es que todo indica que la nueva década la iniciaremos con el pie izquierdo.
Aunque se vislumbra una raquítica recuperación económica de 3.2% de acuerdo con grupos financieros privados, ésta es irrisoria frente al desplome de 7.1% que experimentamos en 2009.
Y aún habría que ver si este 3.2% de crecimiento en 2010 es factible, ya que a mi gusto los nuevos y mayores impuestos del próximo año, así como un entorno internacional poco favorable, podrían terminar por hacer que nuestra economía creciera mucho menos, quizás sólo un 2.5% en el mejor de los casos.
Así, México recuperaría sus niveles de producción, ingreso y empleo anteriores a la crisis, hasta el 2011 o 2012.
Además será un año muy difícil para el ciudadano común, ya que habrá que pagar más impuestos, la inflación repuntará de 4 a casi u 5% y el desempleo continuará subiendo a niveles históricos, de acuerdo a las expectativas de grupos financieros privados.
Por lo tanto no queda duda de que independientemente de la poca recuperación que tendremos a nivel macro, en lo micro continuarán las dificultades y en los hogares será necesario apretarse más el cinturón y sobre todo cuidar la fuente de trabajo, porque el empleo seguirá escaseando.
Lo positivo, desde mi punto de vista, es que la gente está más consciente de la gravedad de la crisis y se encuentra más preparada para enfrentar la turbulencia que se avecina en sus finanzas el próximo año.
Pero sin duda, aún así será un año donde nuevamente en Sonora y a nivel nacional crecerá la pobreza y los problemas sociales que de ella emanan.
Lo único que nos podría salvar es una recuperación sorpresiva de la economía estadounidense se, o que sorpresivamente una luz celestial “ilumine” a nuestros políticos y los haga ver los errores que han cometido, para que enderecen el camino. Por desgracia, cualquiera de las dos cosas se antojan difíciles, así que prepárese para la adversidad.
Feliz 2010
No quiero terminar esta columna sin agradecer a mis selectos y contados lectores por todo su apoyo a lo largo del 2009.
Este año que termina no sólo fue difícil en lo económico, para mi en lo personal también fue difícil porque perdí a personas muy queridas. No obstante siempre hay que agradecer lo bueno y lo malo que se recibe en el año, lo bueno porque son bendiciones y lo malo porque son lecciones que servirán para ser una mejor persona a futuro.
Escribo esta columna en 31 de diciembre, mi cumpleaños número 30, agradezco a todos los que se han acordado de una fecha tan impropia para nacer. A los que no se acordaron, no se preocupen, ya estoy acostumbrado, jejeje.
Finalmente antes de iniciar un nuevo año y una nueva etapa de mi vida, a quienes he ofendido, ignorado o agredido, o al menos así lo han sentido, les pido una sincera disculpa, porque seguramente no fue intencionalmente.
Gracias nuevamente a todos los leen a este servidor y les deseo un feliz año.
Alejandro Romero.
Economista y jefe de Redacción de Informativo Entre Todos, con más de 12 años de experiencia en el periodismo económico y financiero.
Comentarios: elbbone@hotmail.com y alejandroromero@entretodos.com.mx
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