Alejandro Romero
Por
alguna extraña y terrible razón, los últimos tres gobernadores del Estado han
sufrido una terrible “maldición” económica durante la segunda mitad de sus sexenios.
En
sus tres primeros años la economía marcha bien y logran resultados destacables,
pero en los siguientes tres años todo se viene abajo, la economía estatal se ha
desplomado y se han perdido miles de empleos.
Le
sucedió Manlio Fabio Beltrones, a Armando López Nogales y a Eduardo Bours.
¿Habrá llegado la hora de que por fin Guillermo Padrés acabe con esta “maldición”
similar a las “míticas” crisis de fin de sexenio que tuvieron en los 80’s y
90’s los presidentes de México?
¿Qué
sucedió en los tres sexenios anteriores para que todo se viniera abajo en los
últimos tres años del sexenio? ¿Hay lecciones que deba aprender la actual
administración? ¿Qué errores se cometieron esas administraciones estatales que
hoy debemos evitar? Vamos analizando cada caso.
En
la primera mitad de Manlio Fabio Beltrones, de 1991 a 1994, la economía estatal
creció a una tasa promedio del 5%, pero después de 1995 a 1997, la expansión
del Producto Interno Bruto (PIB) estatal redujo a la mitad, a sólo una tasa del
2.6% anual, esto de acuerdo con cifras de Inegi.
En
los últimos tres años de Manlio es obvio que la economía estatal se vio
afectada por el llamado “error de diciembre”, cuando el peso se devaluó un 100%
y la economía mexicana se desplomó más de un 6% en 1995.
No
obstante, también es importante recordar que la deuda estatal se disparó y puso
al borde de la parálisis a las finanzas del Gobierno del Estado. La deuda
pública directa e indirecta del Gobierno estatal pasó de 3 mil 150 millones de
pesos en 1994 a 6 mil 085.5 millones en 1996, es decir, se duplicó en sólo 2
años.
Por
otra parte, luego de que Beltrones llevara una estrecha relación con Carlos
Salinas en su primera mitad de sexenio, en la segunda mitad su relación con
Ernesto Zedillo fue fría y distante.
ALN y su 11 de septiembre
Luego,
en el sexenio de Armando López Nogales los primeros tres años lucían
relativamente bien. La deuda estatal aunque era alta, dejó de incrementarse y
entró en una fase de estabilización. Su relación tanto con Zedillo como con Fox
fue meramente institucional.
Así,
de 1997 al 2000, la economía sonorense creció a una aceptable tasa del 5.9% y
se generaron 64 mil nuevos empleos.
Pero
a partir de 2001, López Nogales también tuvo su propio “11 de septiembre”. La
economía americana entró en recesión y con los atentados terroristas a las
Torres Gemelas y el Pentágono, el comercio y la inversión extranjera se vieron
seriamente dañados en México y a nivel internacional.
Además
China ingresó a la Organización Mundial de Comercio (OMC) y eso produjo una
fuga de inversiones en naciones como México, y en especial en los estados
fronterizos.
López
Nogales y sus asesores económicos simplemente no supieron qué hacer y la
economía se vino abajo irremediablemente. Del 2001 al 2003 la economía
sonorense cayó a una tasa del 0.3% anual y se perdieron más de 31 mil empleos
formales, es decir, la mitad de los que había creado López Nogales en sus
primeros tres años. Fue un desastre.
Posteriormente,
con Eduardo Bours la historia se repitió, pero con todas las agravantes.
Del
2003 al 2006, la economía estatal creció a un ritmo del 6.2% anual, y se
crearon casi 60 mil empleos formales, según cifras del IMSS.
La
economía sonorense parecía ir mejor que nunca, y con el anuncio de la
“megainversión” de Ford a finales de 2003, parecía que únicamente aguardaba
crecimiento y prosperidad en el futuro del Estado.
Desde
el Gobierno estatal se acuñó la frase “Viene lo mejor” haciendo referencia a
que la segunda mitad del sexenio bourcista se tendrían mejores resultados que
la primera parte.
Pero
entonces en una cruda vuelta del destino, en 2008 estalló la crisis hipotecaria
en Estados Unidos, la peor de los últimos 30 años.
Previendo
el deterioro de la economía estatal por la recesión americana que se avecinaba,
Bours no se quedó de brazos cruzados como López Nogales y lanzó el Plan Sonora
Proyecta (PSP) para impulsar la obra pública en el Estado como palanca del
desarrollo.
El
problema fue que el PSP se financió exclusivamente con deuda pública ,que de
nueva cuenta asfixiaría las finanzas estatales. En 2007 la deuda pública
directa e indirecta del Gobierno estatal era de 6 mil 922.5 millones de pesos.
Para 2008 se disparó a 11 mil 390.7 millones. Es decir, casi se duplicó en apenas
un año.
La
deuda era el único camino para Bours, ya que entró en públicos conflictos con
el presidente Felipe Calderón, por lo que quedó descartada cualquier alianza o
solicitud de apoyo al Gobierno federal para financiar obra y que Sonora hiciera
frente a la crisis americana.
Así,
de 2007 al 2009, nuevamente la “maldición” se hizo presente y la economía
estatal se contrajo a una tasa promedio del 0.6% anual. El empleo se paralizó
por completo y en los tres años finales de Eduardo Bours se perdieron 645
empleos, según datos del IMSS. Al menos no se perdieron miles como con López
Nogales.
Pero
el problema fue que en esos tres años cerca de 75 mil sonorenses se
incorporaron al mercado laboral y el desempleo en el Estado se disparó de un 2%
en 2007 a casi 7% para finales de 2009.
Los 5 mandamientos sexenales
En
su primera mitad de sexenio, Guillermo Padrés tiene por mucho los mejores resultados
económicos en varios sexenios. La economía ha crecido a una impresionante tasa
del 7% anual, y se han creado más de 91 mil nuevos empleos formales, según el
IMSS.
¿Pero
volverá la “maldición” del 2013 al 2015? ¿Qué se puede hacer para evitarla?
Desde
mi punto de vista, por fortuna se ve muy
remota la posibilidad de una segunda mitad de sexenio desastrosa, como la que
vivieron los tres sexenios anteriores.
La
economía americana crece moderadamente, pero no se avizora una recesión en el
corto plazo. La deuda estatal se encuentra estable y manejable, y el gobernador
ha dado señales de querer llevar bien la fiesta con Enrique Peña Nieto.
No
obstante, tomando en cuenta lo que sucedió en sexenios anteriores, creo que hay
que seguir cinco “mandamientos” para evitar una nueva crisis en la segunda
mitad de sexenio, y estos son:
1.
No pelearás con el nuevo Presidente de México.
2.
No endeudarás al Estado.
3.
Invertirás en infraestructura por sobre todas las cosas.
4.
Buscarás que el presupuesto se apruebe antes del 31 de diciembre todos los años.
5.
Estarás al pendiente del entorno internacional para reaccionar a tiempo.
Si
estos cinco puntos se siguen al pie de la letra y al concretarse la
introducción del gas natural al Sur del Estado, que detonará el desarrollo de
esa región, entonces Guillermo Padrés podría romper de una vez por todas esa
“maldición” sexenal y pasar a la historia como el gobernador con los mejores
resultados económicos para el Estado durante toda su administración.
Alejandro
Romero.
Economista
y analista financiero con más de 15 años de experiencia en el periodismo
económico y de negocios.
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en Twitter: @AlexRomeroAyala
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