Alejandro Romero
La cartera vencida en tarjetas de crédito llegó en abril a su nivel más alto desde la crisis de 1995. Sonora, por si fuera poco, continúa como uno de los estados con mayor morosidad en México. Esto representa un verdadero peligro para la economía estatal y principalmente para la microeconomía de las familias.
Como en la crisis de 1995, este año de nuevo comienza a dispararse la morosidad en las tarjetas de crédito y al parecer en Sonora el problema es mayor.
De acuerdo con cifras de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), al mes de abril de este año la morosidad en tarjetas de crédito bancarias a nivel nacional ya es del 10.9%.
En términos más sencillos, uno de cada 10 tarjetahabientes de plano ya no pudo pagar ni el mínimo mensual que le marca su estado de cuenta, el cual en muchos casos, sólo representa el 5% de la deuda total.
Lo alarmante es que apenas en el 2004 la morosidad llegaba al 3.2%, en otras palabras, la falta de pago de tarjetas de crédito se triplicó en tan sólo cinco años.
Las razones de esto sobran: Crisis económica, mayor desempleo, tasas exorbitantemente altas (casi impagables), y poca disposición de los bancos para favorecer el cumplimiento de los clientes en tiempos difíciles.
Además para nadie es un secreto que las tarjetas se comenzaron a repartir como “mejoralitos” en los últimos años.
Simplemente en Sonora durante el 2001 había sólo 67 mil 357 tarjetas de crédito activas en la entidad, pero para el 2008 ya eran más 521 mil, es decir, en sólo 7 u 8 años la autorización de plásticos se multiplicó en un 674%.
Sonora en problemas
Aunque la CNBV no publica cifras de cómo se encuentra específicamente la morosidad de tarjetas en Sonora, sí hay datos de cartera vencida general que nos pueden dar una idea de cómo podríamos estar en materia del llamado dinero plástico.
Los datos no son positivos. De acuerdo con el organismo, Sonora es uno de los estados con el índice de morosidad más alto entre las principales entidades del País, y el cual se ubica en un nivel general del 2%.
A nivel nacional la morosidad promedio es del 1.2%, y estamos hablando en todo tipo de créditos, tanto los empresariales, como los personales, automotrices e hipotecarios.
De presentarse las mismas tendencias en tarjetas de crédito, entonces la morosidad en plásticos en Sonora podría ubicarse entre un 16 y hasta un 18%, es decir, casi dos de cada 10 sonorenses ya no estarían cubriendo ni siquiera los pagos mínimos de sus estados de cuenta.
Guaymas es el municipio más moroso o mala paga de créditos bancarios en Sonora, pues de acuerdo a los últimos datos disponibles la cartera vencida del puerto es del 12.9%, mientras que en Caborca es del 6.9% y en Hermosillo es del 6.7%.
Los que mejor pagan sus créditos, son los clientes de San Luis Río Colorado, quienes tienen una morosidad de sólo 0.7%.
A partir de estas cifras, es fácil deducir que mucha gente está optando por dejar de pagar sus tarjetas para dar preferencia a los gastos del hogar o al pago de otro tipo de créditos como los de tiendas departamentales, hipotecarios o automotrices.
La prueba está en que la morosidad en ese tipo de créditos continúa relativamente estable, en cambio, la de los plásticos sí se ha disparado a niveles no vistos desde la crisis de 1995.
Los peligros
Esta situación no es un problema menor. Menos si Sonora se afianza como uno de los estados importantes, con la mayor tasa de morosidad del país. Déjeme explicarle por qué.
El primer riesgo es que la crisis se prolongue más y esto obligue cada vez a más personas a dejar de pagar sus tarjetas, pero luego adicionalmente a dejar de cubrir sus créditos hipotecarios o automotrices.
Si esto sucede, correríamos el riesgo de una nueva crisis financiera y bancaria similar a la de 1995, lo que sobra decir que empeoraría nuestra situación, aunque se supone que la banca está lista para hacer frente a esto y gracias a las altas tasas y comisiones que cobra, se mantiene relativamente sólida.
Pero entonces el mayor riesgo es para los tarjetahabientes, pues al caer sus cuentas en cartera vencida, tendrán un registro negativo en el buró de crédito, lo que les impedirá solicitar nuevos préstamos más adelante.
Esto quizás hoy no lo van a resentir, pero sí en el futuro, cuando la economía se recupere y deseen comprar un auto o una casa nueva, seguramente se les negará el crédito.
Esto a su vez podría impactar a la economía estatal, ya que al estar cada vez más personas en el buró de crédito, entonces se reduce el número de clientes potenciales de varios productos y servicios, lo que tendrá efectos negativos en las empresas, en caso de seguir creciendo el número de clientes con nota negativa ante el temido buró.
Muchas familias de clase media y media baja, simplemente sin acceso al crédito verán comprometida la posibilidad de adquirir cosas tan básicas como ropa e incluso hasta la despensa.
Además recordemos que después de la crisis de 1995, Sonora sufrió una larga, larga sequía crediticia de parte de la banca, como castigo a los altos índices de morosidad que tuvo el Estado después de la recesión.
Esto limitó por varios años el potencial de crecimiento del Estado y las posibilidades de las familias sonorenses de mejorar su calidad de vida, a través de la compra a crédito de productos duraderos y servicios.
Hasta hace apenas unos cuantos años, comenzamos a darle la vuelta a la tortilla a este grave problema, con el que por ejemplo Armando López Nogales justificó la ausencia de crecimiento a lo largo de todo su sexenio.
Ante este serio problema en gestación, o único que se puede hacer es esperar a que los peores efectos de la crisis pasen lo más pronto posible, para así evitar que más gente deje de pagar sus compromisos y que así Sonora caiga de nuevo en la trampa sin salida que representa tener una alta morosidad y la falta de crédito como castigo de la banca.
Alejandro Romero.
Economista y Jefe de Redacción de Informativo Entre Todos, con más de 10 años de experiencia en el periodismo financiero y de negocios.
Comentarios: elbbone@hotmail.com y alejandroromero@entretodos.com.mx.
La cartera vencida en tarjetas de crédito llegó en abril a su nivel más alto desde la crisis de 1995. Sonora, por si fuera poco, continúa como uno de los estados con mayor morosidad en México. Esto representa un verdadero peligro para la economía estatal y principalmente para la microeconomía de las familias.
Como en la crisis de 1995, este año de nuevo comienza a dispararse la morosidad en las tarjetas de crédito y al parecer en Sonora el problema es mayor.
De acuerdo con cifras de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), al mes de abril de este año la morosidad en tarjetas de crédito bancarias a nivel nacional ya es del 10.9%.
En términos más sencillos, uno de cada 10 tarjetahabientes de plano ya no pudo pagar ni el mínimo mensual que le marca su estado de cuenta, el cual en muchos casos, sólo representa el 5% de la deuda total.
Lo alarmante es que apenas en el 2004 la morosidad llegaba al 3.2%, en otras palabras, la falta de pago de tarjetas de crédito se triplicó en tan sólo cinco años.
Las razones de esto sobran: Crisis económica, mayor desempleo, tasas exorbitantemente altas (casi impagables), y poca disposición de los bancos para favorecer el cumplimiento de los clientes en tiempos difíciles.
Además para nadie es un secreto que las tarjetas se comenzaron a repartir como “mejoralitos” en los últimos años.
Simplemente en Sonora durante el 2001 había sólo 67 mil 357 tarjetas de crédito activas en la entidad, pero para el 2008 ya eran más 521 mil, es decir, en sólo 7 u 8 años la autorización de plásticos se multiplicó en un 674%.
Sonora en problemas
Aunque la CNBV no publica cifras de cómo se encuentra específicamente la morosidad de tarjetas en Sonora, sí hay datos de cartera vencida general que nos pueden dar una idea de cómo podríamos estar en materia del llamado dinero plástico.
Los datos no son positivos. De acuerdo con el organismo, Sonora es uno de los estados con el índice de morosidad más alto entre las principales entidades del País, y el cual se ubica en un nivel general del 2%.
A nivel nacional la morosidad promedio es del 1.2%, y estamos hablando en todo tipo de créditos, tanto los empresariales, como los personales, automotrices e hipotecarios.
De presentarse las mismas tendencias en tarjetas de crédito, entonces la morosidad en plásticos en Sonora podría ubicarse entre un 16 y hasta un 18%, es decir, casi dos de cada 10 sonorenses ya no estarían cubriendo ni siquiera los pagos mínimos de sus estados de cuenta.
Guaymas es el municipio más moroso o mala paga de créditos bancarios en Sonora, pues de acuerdo a los últimos datos disponibles la cartera vencida del puerto es del 12.9%, mientras que en Caborca es del 6.9% y en Hermosillo es del 6.7%.
Los que mejor pagan sus créditos, son los clientes de San Luis Río Colorado, quienes tienen una morosidad de sólo 0.7%.
A partir de estas cifras, es fácil deducir que mucha gente está optando por dejar de pagar sus tarjetas para dar preferencia a los gastos del hogar o al pago de otro tipo de créditos como los de tiendas departamentales, hipotecarios o automotrices.
La prueba está en que la morosidad en ese tipo de créditos continúa relativamente estable, en cambio, la de los plásticos sí se ha disparado a niveles no vistos desde la crisis de 1995.
Los peligros
Esta situación no es un problema menor. Menos si Sonora se afianza como uno de los estados importantes, con la mayor tasa de morosidad del país. Déjeme explicarle por qué.
El primer riesgo es que la crisis se prolongue más y esto obligue cada vez a más personas a dejar de pagar sus tarjetas, pero luego adicionalmente a dejar de cubrir sus créditos hipotecarios o automotrices.
Si esto sucede, correríamos el riesgo de una nueva crisis financiera y bancaria similar a la de 1995, lo que sobra decir que empeoraría nuestra situación, aunque se supone que la banca está lista para hacer frente a esto y gracias a las altas tasas y comisiones que cobra, se mantiene relativamente sólida.
Pero entonces el mayor riesgo es para los tarjetahabientes, pues al caer sus cuentas en cartera vencida, tendrán un registro negativo en el buró de crédito, lo que les impedirá solicitar nuevos préstamos más adelante.
Esto quizás hoy no lo van a resentir, pero sí en el futuro, cuando la economía se recupere y deseen comprar un auto o una casa nueva, seguramente se les negará el crédito.
Esto a su vez podría impactar a la economía estatal, ya que al estar cada vez más personas en el buró de crédito, entonces se reduce el número de clientes potenciales de varios productos y servicios, lo que tendrá efectos negativos en las empresas, en caso de seguir creciendo el número de clientes con nota negativa ante el temido buró.
Muchas familias de clase media y media baja, simplemente sin acceso al crédito verán comprometida la posibilidad de adquirir cosas tan básicas como ropa e incluso hasta la despensa.
Además recordemos que después de la crisis de 1995, Sonora sufrió una larga, larga sequía crediticia de parte de la banca, como castigo a los altos índices de morosidad que tuvo el Estado después de la recesión.
Esto limitó por varios años el potencial de crecimiento del Estado y las posibilidades de las familias sonorenses de mejorar su calidad de vida, a través de la compra a crédito de productos duraderos y servicios.
Hasta hace apenas unos cuantos años, comenzamos a darle la vuelta a la tortilla a este grave problema, con el que por ejemplo Armando López Nogales justificó la ausencia de crecimiento a lo largo de todo su sexenio.
Ante este serio problema en gestación, o único que se puede hacer es esperar a que los peores efectos de la crisis pasen lo más pronto posible, para así evitar que más gente deje de pagar sus compromisos y que así Sonora caiga de nuevo en la trampa sin salida que representa tener una alta morosidad y la falta de crédito como castigo de la banca.
Alejandro Romero.
Economista y Jefe de Redacción de Informativo Entre Todos, con más de 10 años de experiencia en el periodismo financiero y de negocios.
Comentarios: elbbone@hotmail.com y alejandroromero@entretodos.com.mx.
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