Alejandro
Romero
Algo
muy malo sucede en nuestro país desde 2013, al grado que desde entonces hemos
perdido 8 lugares en el ranking del Índice Global de Competitividad, elaborado
por el Foro Económico Mundial.
Sí,
lo leyó usted bien, hemos perdido 8 lugares. Y es que a pesar de los miles de
spots que nos han “inundado” en las últimas semanas por el Segundo Informe del
presidente Enrique Peña Nieto, la realidad es que la economía nacional lejos de
acercarse al auge, parece dirigirse más bien al “despeñadero”.
De
acuerdo con los expertos y líderes empresariales que componen el Foro Económico
Mundial, México pasó del lugar 55 al 61 en su último informe de global de
competitividad para el periodo 2014-2015.
Pero
lo peor es que fue el segundo año consecutivo de caída para nuestro País, ya
que en el estudio 2012-2013, la economía mexicana se encontraba en el lugar 53
de los 145 países que evalúa el informe.
Para
que se dé una idea de cómo estamos y cómo hemos empeorado en el último año, en este
ranking 2014-2015 nos situamos junto a países como Hungría, Ruanda, Jordania, Perú,
Vietnam, y Georgia, en el grupo de naciones que ocupan las posiciones que van
del lugar 60 al 69.
En
contraste, el año pasado estábamos a la par de Portugal, Costa Rica, Sudáfrica,
Brasil, Chipre, y Filipinas, en el bloque de naciones que ocupaban las
posiciones que iban del lugar 50 al 59.
Las causas
Los
líderes empresariales encuestados por el Foro Económico Mundial no se
anduvieron por las ramas y este año señalaron que los obstáculos para que
crezca la competitividad en México son básicamente: la corrupción, la
regulación fiscal, la ineficiencia gubernamental y el crimen.
Como
vemos, parece estar sobredimensionado el “encanto” que se dice han generado en
el exterior las reformas estructurales aprobadas durante el primer tercio de la
presidencia de Peña Nieto.
La
realidad es que los inversionistas siguen viendo en el País una enorme
corrupción, reglas fiscales engorrosas y costosas, y una alta ineficacia burocrática,
que no les mayor confianza para invertir en México.
Y
es que ninguna de las reformas aprobadas atendió precisamente estas
preocupaciones de los inversionistas y expertos consultados.
Al
contrario, la reforma fiscal elevó los impuestos en las fronteras y diversos
productos, eliminó esquemas simplificados como Régimen de Pequeños
Contribuyentes y sólo tuvo un afán recaudatorio. No buscó ni aumentar la base
de contribuyentes, ni simplificar la carga fiscal para los cautivos.
Además
el Gobierno federal encabezado por Peña Nieto sólo se ha preocupado por
recaudar y endeudarse más, sin antes “adelgazar” y hacer más eficiente la
estructura de la burocracia.
Ante
este panorama, era de esperarse que el Foro Económico Mundial viera a la baja
la competitividad de México.
Lo
peor es que no se ve ningún esfuerzo a futuro por parte del Gobierno de Peña
Nieto para mejorar estos renglones, por lo que es previsible que la
competitividad del País siga a la baja o en el mejor de los casos se estanque.
Por
lo visto, la única forma de arreglar esto sería que en 2015 hubiera un Congreso
de la Unión de contrapeso, con mayoría opositora al PRI de Peña Nieto, y que
finalmente desde ahí se aprobaran leyes, normas y presupuestos que combatieran
la corrupción, que adelgazaran al Gobierno y que formularan una verdadera
reforma fiscal.
Esa
reforma + sería un paso enorme para mejorar la competitividad del país, sobre
todo si reduce la carga fiscal, amplia la base de contribuyentes y simplifica
al máximo el pago de impuestos.
¿Será
esto posible? ¿Usted qué opina?
Alejandro
Romero.
Economista
y analista financiero con más de 17 años de experiencia en el periodismo
económico y de negocios.
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en Twitter: @AlexRomeroAyala
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