Alejandro Romero
El
2014 ha resultado un auténtico año de pesadilla para el bolsillo de las
familias mexicanas, ello a causa de los fuertes aumentos de precio que han
registrado productos de consumo básicos como la carne, el azúcar y los
energéticos.
De
acuerdo con información de Inegi, entre enero y noviembre de este año, al menos
25 productos alimenticios (sin incluir frutas y verduras) registraron alzas por
arriba del incremento de 3.9% que registró el salario mínimo este 2014.
Productos
como las salchichas, los concentrados para refrescos, la carne de res y la
carne de puerco, han aumentado más de un 20% en lo que va del año, es decir,
sus incrementos han superado hasta en 5 veces el alza que tuvo el salario
mínimo.
Además
las vísceras de res, los refrescos, las galletas, los alimentos para bebé, el
azúcar, el queso fresco y la gasolina, registraron aumentos que van del 10%
hasta un 15%.
Finalmente,
productos como el gas LP, el pollo, las gelatinas los cereales, el frijol
procesado, las papas fritas, y las mayonesas y mostazas, han visto subir sus
precios en 2014 entre un 5 y hasta un 9%.
Recuerde
que todos estos incrementos no consideran las alzas que registran en estos
momentos productos como el tomate, que también anda por las nubes.
¿A
qué se deben estos aumentos tan pronunciados? ¿Cómo han afectado a las familias
mexicanas y el desempeño de la economía nacional? ¿Van a continuar estas alzas?
Vamos por partes.
En
el caso de la carne de res los aumentos se deben a los problemas de sequía que
se han registrado este año en México y Estados Unidos, lo que ha afectado el
inventario ganadero de ambos países.
En
el caso de la carne de cerdo, en este año un virus denominado “Diarrea
Epidémica Porcina” también ha limitado la producción, disparando los precios
para el consumidor final.
En
el caso de los demás productos yo lo atribuiría básicamente a 2 factores: 1. La
reforma fiscal que entró en vigor este año y que estableció impuestos
especiales a productos de alto contenido calórico y 2. Al aumento que
registraron este año energéticos como las gasolinas, el diesel y el gas LP.
Recordemos
que en México la mayoría de los alimentos son transportados a través de
camiones de carga, por lo que el alza al diésel y las gasolinas seguramente ha
tenido un fuerte impacto en los costos de transportación de estos productos.
Por
otra parte aunque los refrescos, los concentrados para refrescos, las galletas,
las papas fritas, las gelatinas y el pan dulce, son productos que propician la
obesidad, la realidad es que son de los que más consume la población y
representan el 50% o más del espacio en escaparates de tiendas de conveniencia
y abarrotes.
Impacto brutal
Hay
que decir que los aumentos en estos productos han tenido un impacto brutal en
las finanzas de las familias mexicanas. Se lo demuestro con datos.
De
acuerdo con la Encuesta Nacional de Gastos en los Hogares 2012 de Inegi, el 58%
de los ingresos de las familias mexicanas se destina a la compra de alimentos,
bebidas, gas, gasolinas, electricidad y transporte.
En
el caso específico de los gastos en alimentos, la mitad de estos se destinan a
la compra de carnes, pan y cereales, productos que precisamente figuran en la
lista de los mayores aumentos durante 2014.
Con
estas alzas en alimentos, bebidas y energéticos, las familias mexicanas han
visto disminuidos sus gastos y compras en otros rubros, como educación,
ropa y calzado, salud o esparcimiento.
Por
eso las ventas de los comercios no levantan, por eso el consumo interno está
por los suelos en el País, por eso la economía nacional está semiestancada, y
así continuará hasta que mejore el poder de compra de la gente.
Lo
peor es que el aumento del dólar, que en las últimas semanas casi ronda los 15
pesos, podría traer una oleada adicional de incrementos en productos importados
y en especial en varios alimentos.
Por
ejemplo, un 50% de la carne que se consume en Sonora es importada, por lo que
es previsible que el alza del dólar encarezca aún más durante diciembre los
productos de res y puerco.
Por
todo esto, es de suponer que la cuesta de enero de 2015 no será más suave que
la de 2014, así que hay que prepararnos para un inicio de año difícil.
Es
inevitable preguntarse… ¿Y si este 2014, en vez de subir, hubiéramos bajado los
impuestos a los contribuyentes cautivos? ¿La economía estaría mejor si
hubiéramos congelado los precios de los energéticos? ¿Por qué el Gobierno
parece empeñarse en tomar medidas que frenan el crecimiento económico?
O ¿Usted
qué opina?
Luis Alejandro Romero Ayala.
Economista y analista financiero, con más de 17 años
de experiencia en el periodismo económico y de negocios.
Comentarios: elbbone@hotmail.com
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en Twitter: @AlexRomeroAyala